Con Matate, Amor, que pronto veremos adaptada al cine por orden de Martin Scorsesse, Ariana Harwicz experimentaba por primera vez su arquetipo de madre esencial y exógena perdida en el rural francés, logrando su especimen más salvaje y particular, una especie de bestia enjaulada lejos de su hábitat. Con el tiempo, y gracias a la generosidad de la autora al divulgarlo, hemos descubierto que la obra también tiene innumerables interpretaciones teatrales en varios países con forma de monólogo, tal es el desparpajo de la narradora y lo estanco de su cosmogonía. La primera vez que leí Matate, Amor (sin tilde, pues es fundamental el contraste de lo porteño con lo continental supramediterráneo), no entendí bien eso de la Trilogía de la Pasión para titular el tomo con el que Anagrama editó la obra en España junto con La débil mental y Precoz. En perspectiva con el resto de la obra, tal vez fuese la pieza que me faltaba: sigo sosteniendo que el eje de la Harwicz son las relac...
Cuando Fosse fue anunciado como ganador del Nobel en 2023 , se respiraba cierto alivio en la habitual polémica del fallo: esa vez no había fallado y se otorgaba a alguien del que se convenían méritos suficientes. Pero no terminaba de despertar esto un gran entusiasmo, siendo ya un autor editado en nuestro país por Deconatus y favorito de muchas quinielas para el premio, y solo pude entenderlo cuando acabé Septología : es la gran ficción secular más católica que ha pasado por mis manos, muy por encima de El Quijote , Señor del mundo o La Regenta ; cuestión que iré desgranando entre todo lo demás. Alguien dijo que era la historia de "un pintor que habla con Dios", pero se queda demasiado corto. Se trata de un pulpo narrativo con el Adviento de un año indefinido del siglo XX por cabeza, para orlar una historia de espera y preparación. El protagonista es un pintor al borde de la jubilación (si es que eso es posible para un artista), que navega por todos los pl...