A veces me pregunto qué significa de facto ser patriota, más allá de lo que diga la RAE, o mejor aun, qué significa ser patriota en España. Sin duda, no debe ser nada bueno. Recuerdo que en el famoso juicio por el apuñalamiento de Carlos Palomino, la fiscalía preguntó al agresor, de manera nada inocente, si se consideraba patriota. Este, sin duda instruido por su abogado defensor, respondió que le gustaba que ganase la selección española de fútbol, eludiendo el autodefinirse como tal. Podemos concluir entonces que el patriotismo puede llegar a ser considerado a nivel legal en España un agravante que convierta un homicidio en un asesinato, o cuanto menos una prueba de que el individuo que así se declare tiene vínculos o simpatía con alguna organización neonazi... Seguir leyendo
Parece que después del comentario sobre Pororoca , me toca de nuevo hablar sobre la culpa. El otro día leía en un periódico que Angela Merkel daba por fracasada la política migratoria de la UE, porque consideraba que solo Alemania se mostraba flexible para acoger a algunos de los inmigrantes que se hacinan en las islas griegas más próximas a África. Hacía, a este respecto y no sin cierta razón, una referencia más o menos velada a las cuestiones religiosas, como corresponde a un partido democristiano como el CDU. Sin embargo, me resultaba sorprendente la perspectiva caritativa, disparada sin duda por la culpabilidad interna, algo típicamente católico: aunque su mentor Kohl sí lo era, Merkel es luterana. Debemos recordar que, en general, los protestantes ven a Dios como una especie de titiritero que no solo permite sino que origina todo lo que ocurre en el mundo, de modo que conciben la pobreza como una maldición y la riqueza como todo lo contrario, ambas de alguna manera merecidas a oj
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